Mi opinión

María del Carmen Rocha | 07.10.2011

El dolor nos recuerda que no solo tenemos derecho a la felicidad, sino de nuestra fragilidad humana. Somo libres para realizar nuestra vida, pero a veces voluntaria o involuntariamente nos infringimos dolores que son evitables y que tienen funestas consecuencias. Pero la vida nos depara tambien aquellos dolores inevitables que nos hacen crecer, madurar y nos fortalecen siempre y cuando no nos olvidemos que es Ël quien nos sostiene desde dentro y no permite que nos hundamos en la desesperación.

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